Samuel Umtiti tuvo este pasado sábado varios motivos de celebración. El primero, como no podía ser de otra manera, fue su vuelta a los terrenos de juego tras haber superado su última lesión. El segundo, y probablemente más significativo, que cumplió 100 partidos con la camiseta del FC Barcelona en el encuentro contra los gallegos.
Esos 100 choques disputados como blaugrana se dividen en 66 en Liga, 18 en Champions League, 13 en Copa del Rey y 3 en Supercopa de España. En todos esos enfrentamientos, el defensor logró marcar solo dos dianas. Una de ellas fue precisamente ante el Celta de Vigo en la campaña de su estreno.
El central francés formó pareja en la zaga barcelonista junto a Gerard Piqué, como solía hacer antes de que su rodilla le convirtiese en prescindible. El galo llegó a Can Barça en el verano de 2016 para convertirse en la pareja de baile del catalán, y lo hizo durante varias campañas. Muchos le consideraron uno de los mejores del mundo y por rendimiento, lo fue. Pero la lesión de rodilla le ha terminado condenando este último año.
Clément Lenglet le ha quitado el sitio en el Barcelona, pero Umtiti todavía no se ha rendido y contra el Celta buscaba reivindicarse. No jugaba desde el 19 de octubre, contra el Eibar, ya que volvió a lesionarse de la rodilla y no se ha recuperado hasta esta semana. Contra el Slavia no jugó ni un minuto, pero ante los celtiñas Valverde ha querido darle una oportunidad.
En los primeros compases del encuentro, el ex del Olympique de Lyon dio la sensación de estar demasiado inseguro y dejó demasiadas dudas. Los delanteros del Celta le presionaron mucho y el francés no tuvo respiro en la salida de balón. Iago Aspas tampoco se lo puso fácil y, al ver que no estaba del todo entonado, se fue a por él sin miramientos.
Con el paso de los minutos, el rendimiento del central mejoró y los errores dejaron de ser tan evidentes, pero aún así no se le terminó de ver del todo cómodo en el partido. Por otro lado, tras tantas semanas inactivo, es normal que le costase arrancar ante un equipo como el Celta. Con el paso de los encuentros, el zaguero debería recuperar la forma, pero a estas alturas ya pocos confían que vaya a mantenerse sano tanto tiempo.
Preocupa su lentitud en los movimientos
Su velocidad de reacción es una de las cosas que más preocupa en el barcelonismo. Tanto tiempo sin jugar regularmente y tantos problemas físicos le han hecho perder esa velocidad punta y de reacción que le hacían llegar antes que los contrarios en los cruces. Ahora, sufre mucho más cuando debe desplazarse, suele llegar tarde, hace más faltas y da una sensación de duda casi constante. Solo el paso de los partidos y del tiempo dirá si puede o no recuperar su mejor nivel.