El triunfo del Real Madrid en el Estadi Olímpic Lluís Compannys se explica gracias a un Jude Bellingham que ha vuelto a demostrar que está entre los mejores jugadores de la actualidad (y con muy poca competencia). El inglés se ha convertido en muy poco tiempo en la pieza más decisiva del planteamiento de los madridistas y ha debutado en el Clásico con una actuación que, sin lugar a duda, quedará grabada en la memoria de los madridistas y será una pesadilla para los barcelonistas.
Y es que, en dos chispazos, fue el encargado de firmar la remontada de los madridistas. Su clarividencia y capacidad de estar en el momento y lugar indicado le han permitido servir de líder una vez más para los madridistas. Juega en el centro del campo, defiende, se viste de nueve y toma todas las responsabilidades que le pongan sobre la mesa. Es un jugador incansable, incluso en los partidos más complicados.
Gavi controló a Bellingham durante gran parte del partido
El inglés no tuvo su tarde más sencilla y fue víctima de un marcaje incuestionable de un Gavi que, sobre todo en la primera mitad, le dejó casi sin opciones para avanzar y generar juego para los suyos. El centrocampista teutón tenía la misión de frenarle y reducir su impacto. Lo ha conseguido en gran parte del enfrentamiento, hasta el punto que estaba llamado a ser elegido como el mejor del Clásico antes de la irrupción de Bellingham.
El jugador formado en La Masia fue una garantía para el Barça en labores de recuperación. Fue un jugador temible en el apartado defensivo, aportando intensidad, entrega y compromiso constante en el patido. Sin embargo, es muy bien conocido que al inglés no se le puede dejar un centímetro ni un segundo para que piense con el balón, puesto puede marcar la diferencia con muy poco. En el Lluís Compannys lo ha vuelto a demostrar, como en casi cada estadio que visita.
Bellingham, intratable cuando tiene oportunidades
En dos zarpazos y acciones que, en este momento, solo se le pueden atribuir al '5' madridista, el Madrid acabó llevándose el partido. Primero con un disparo lejano al que imprimió mucha potencia y en el que nada pudo hacer Ter Stegen, porque reaccionó tarde. Andreas Christensen le tapaba la visión y, cuando intentó volar para evitar que se colara el balón, ya era demasiado tarde. El segundo de la tarde llegó después de que Luka Modric fallara en el control de un centro de Dani Carvajal y dejara una 'asistencia' para que Bellingham solo tuviese que empujar el balón para batir al guardameta de Mönchengladbach.