La semana grande ya ha llegado. Después de la visita al dentista de San Sebastián -ante una Real Sociedad que, como era de esperar, puso las cosas difíciles- y del sorteo de Champions League que determinó que el Nápoles será el rival en octavos de final, todas las atenciones del barcelonismo ya están puestas en el FC Barcelona-Real Madrid de este miércoles.
Dos largos meses de espera ha habido desde la fecha inicial para la que estaba previsto el Clásico -el pasado 23 de diciembre- después de que este fuese aplazado por LaLiga y el Comité de Competición. Una espera evitable, ya que el lío ya estaba montado y no se va a evitar con un cambio de fecha, pero, al fin y al cabo, una espera que genera todavía más ganas de partido.
El Camp Nou se vestirá con sus mejores galas para recibir al Real Madrid en un encuentro que bien podría romper la igualdad total instaurada en la zona alta de LaLiga Santander durante las últimas semanas. Azulgranas y blancos no fallaron durante varias jornadas y, curiosamente, parecía que se hubiesen puesto de acuerdo para hacerlo en la previa del Clásico, ante Real Sociedad y Valencia, respectivamente.
Se acabó la espera. Tsunami Democàtic ha dejado claro que en ningún caso impedirá la disputa del partido -de hecho, nunca insinuó que iba a poner trabas- y el balón se pondrá en movimiento este próximo miércoles en uno de los Clásicos que, sobre el papel, están más igualados de los últimos años. Al menos, viendo las trayectorias de ambos equipos esta campaña.
Lo que pudo ser ha cambiado
Si el partido se hubiese jugado cuando tocaba y cuando se debía, los azulgranas se hubiesen encontrado a un Real Madrid malherido, carne de cañón. Pero las cosas han cambiado: Zinedine Zidane ha dado con la tecla y el cuadro merengue ha encontrado la forma de sacar adelante los partidos y, sin ánimos de meter el miedo en el cuerpo, con un juego solvente, convincente y que debe mantener a los culés alerta.
Pero no es hora de lamentarse por lo que pudo ser y nunca sabremos. Durante estos dos meses de espera, el FC Barcelona también ha tenido tiempo de ver que puede dar la talla a un buen nivel contra rivales potentes como el Borussia Dortmund o el Atlético de Madrid. Ahora toca demostrarle al eterno rival por qué ningún equipo de LaLiga ha rascado ni un solo punto en el Camp Nou. Que empiece el show.