Tras muchos rumores de intercambio, millones y otras cosas, Griezmann regresó al Atlético de Madrid cedido por dos años, compra obligatoria que va de los 40 a los 50 millones de euros y con los colchoneros pagando el salario. ¿Negocio redondo para el Barcelona? Solo en lo económico, no en lo deportivo.

La salida de Griezmann no es lo que precisamente debilita en lo deportivo a los culés, sino el espacio que deja el francés. Agüero y Ansu Fati deben recuperarse e integrarse, Braithwaite no alcanza ese nivel y Depay luce algo solitario en el ataque azulgrana, por lo que dejarlo salir de esa manera sin traer a nadie, es complicado de entender. Sí, Luuk, pero no es para nada un perfil parecido.

Su re debut como rojiblanco llegó y el equipo ganó un partido algo polémico por el tiempo agregado, el juego de Simeone y las acusaciones de siempre al cholo y un sistema que poco gusta pero mucho consigue. En el Wanda celebran que el principito esté de vuelta por el jugador que es, aunque el personaje todavía se mira de reojo.

No fue influyente y apareció muy poco, de hecho, casi ni se habla sobre el juego que ofreció ya que de momento los héroes y referentes son Lemar, Correa y Carrasco, Kondogbia el escudero y De Paul, que se sigue adaptando, también tiene algún gesto de cariño. Una lista larga por delante del 8.

Pero el guion debía cumplirse y el papel de Griezmann no decepcionó como fanático, ya que esa frase de “Orgulloso de estar aquí” como mensaje directo al fanático, cumple con ese inicio de ciclo en el que busca la redención con la grada, los aplausos en lugar de los pitos y que su placa deje de estar manchada.

Casi olvidado

Seguro el Camp Nou estará dividido cuando le toque regresar con algún silbido y pocos aplausos, pero en la dinámica culé nadie habla sobre Griezmann más allá de las entrevistas que Koeman y Agüero dieron hace poco, asegurando que fue más sorpresa que decepción la medida tomada por el jugador.