Si hay un jugador que ha estado discutido en el FC Barcelona en este 2024 es Joao Félix. Ha perdido su condición de indiscutible en el XI de Xavi Hernández en los partidos más importantes y se ha convertido en una especie de 'revulsivo' para intentar lanzarse por la victoria, cuando ha sido necesario. En el Benito Villamarín se vio su versión más imponente, decisiva... la que quiere ver el cuadro culé siempre.
El portugués entró al terreno de juego a falta de diez minutos para reemplazar a un fatigado Pau Cubarsí y 'provocar' que los azulgrana jugaran con cuatro atacantes para buscar el partido, junto a Vitor Roque, Ferran Torres y Lamine Yamal. Su efecto fue casi inmediato y acabó firmando, con una definición de auténtico 'crack', un gol que supuso el 2-3 de los catalanes en el último minuto del tiempo reglamentario.
Tras una muy buena combinacion con Ferran Torres, que le devolvió la pared, y tras parecer que iba a definir con su pierna zurda para intentar clavar el balón en lo más profundo de la red de Rui Silva, el atacante de 24 años se sacó un remate con el exterior de su bota derecha para poner el esférico a la cepa del palo y hacer cualquier esfuerzo de su compatriota insuficiente. Una definición 'mágica' y que dio el empujón que tanto necesitaban los azulgrana.
Joao Félix pelea por recuperar la titularidad en el Barça
Joao Félix sabe que tiene muy 'caro' el puesto de titular en el Barça. Ha quedado evidenciado que Xavi Hernández no le ve como su primera opción para reforzar la línea de ataque en los partidos más exigentes, como este en el Benito Villamarín. Ferran Torres y Lamine Yamal, con 16 años, le ganaron la partida en el XI inicial y Vitor Roque fue el 'elegido' para refrescar la delantera antes que él, para reemplazar a Robert Lewandowski.
La del portugués fue la última carta del entrenador egarense para ir a por el partido y la que mejor resultado le ha dado. El internacional con Portugal quiere ser importante y el Barça debe 'aprovecharse' de su ambición. Sabe que, a base de goles, asistencias e incidencia constante en el juego -y no de manera intermitente- será la única forma de ganarse nuevamente la confianza de un Xavi que ya le ha dejado en el banquillo cuatro veces en lo que va de 2024.