El FC Barcelona goleó al Alavés en Vitoria (0-3) en una jornada donde todos los titulares se los llevó Robert Lewandowski. El polaco, autor de un 'hat-trick' opacó a sus dos compañeros en el tridente azulgrana, sobre todo a un Lamine Yamal quien, por segundo partido consecutivo, no pudo 'mojar' ni asistir, a diferencia de un Raphinha también estelar con par de asistencias. El '19', de hecho, fue el único en ser sustituido en el complemento, ante lo cual no pudo ocultar su enjojo.

Hansi Flick optó por darle minutos a Ansu Fati, aprovechando la holgura del marcador y el letargo del equipo en el complemento. Lamine se marchó con gesto serio y apenas saludó al míster antes de sentarse en el banquillo. Allí se mantuvo sin mediar palabra, visiblemente cabreado durante el tramo final del choque. En total, el juvenil completó 13 de 15 pases (87 %), con 4 regates exitosos en 7 intentos, pero apenas 1 de 4 duelos ganados. Más allá de algún detalle de calidad, sin duda no fue su mejor tarde.

Segunda substitución consecutiva para Lamine, nuevo cabreo

El martes, ante el Young Boys (5-0), el '19' también salió con cara de pocos amigos en el minuto 75 de un encuentro donde tampoco estuvo 'fino' en ataque. Consultado por la reacción del juvenil y del propio Robert Lewandowski, quien también ha sido reemplazado en 6 de 11 partidos disputados esta temporada, Hansi Flick eludió la polémica en la rueda de prensa previa al duelo ante el Alavés, dejando clara su intención de dosificar las cargas en un calendario tan exigente.

"Es normal que se enfaden si los cambias. Todos quieren jugar 90 minutos. Pero las cosas estaban como estaban y había que introducir cambios. Yo tomo decisiones y ellos las aceptan. La actitud de Lamine es muy positiva", comentó el de Heidelberg. Para Yamal, más que la decisión del entrenador de cambiarle, su enfado pasa por no haber completado buenas actuaciones ante suizos y vitorianos. El extremo hizo un golazo saliendo del banquillo en El Sadar, pero tampoco había sumado a la estadística esa misma semana contra el Getafe. La mentalidad competitiva del chaval, sin duda, es la de un 'crack', pero debe manejar mejor sus emociones.