Se llevó un buen susto contra el Al-Jazira, y a punto estuvo de hacerlo también contra el Grémio de Porto Alegre. El Real Madrid se ha llevado el Mundial de Clubes, pero la final pudo tener un color muy distinto. Los blancos dominaron, pero los brasileños podrían haberse adelantado en el marcador.

Fue en el minuto 52, cuando en una de las pocas llegadas del conjunto tricolor Ramiro se internó en el área. Sergio Ramos salió para cortarle el paso, pero en su intento de robarle el esférico, el sevillano arrolló al futbolista y desató las protestas de los rivales. César Arturo Ramos, el colegiado del encuentro, hizo oídos sordos y decidió que continuara la acción.

La jugada posterior acabó con una falta favorable a los hombres de Zinedine Zidane, y el lanzamiento lo convirtió Cristiano Ronaldo con un potente disparo que se coló entre los jugadores de la barrera. Apenas hubo un par de minutos entre las dos acciones, pero lo que pudo ser un peligroso error de los 'merengues' quedó aparcado como un simple lance del juego.

Mal día

No fue la final el mejor partido para César Ramos, que quedó señalado en una actuación que no dejó contentos a ninguno de lo dos equipos. Los madrileños protestaron una entrada de Geromel a Cristiano Ronaldo nada más empezar el encuentro que pudo costarle una roja y no se quedó ni en amarilla, además de un tanto anulado al portugués por un fuera de juego de Karim Benzema que no parecía serlo.

Al bando brasileño se le amargó la noche con el penalti que se fue al limbo, además de la permisividad con un Casemiro que se jugó la expulsión y la ausencia en el Clásico a pesar de estar amonestado desde la primera mitad. Corrieron los minutos y en el partido no hubo ni rastro del VAR...