Aunque a toro pasado siempre es más fácil hablar, que fichar a Antoine Griezmann para jugar en banda izquierda no era muy buena idea parecía algo bastante evidente. El FC Barcelona planeó su temporada con un tridente formado por el francés, Luis Suárez y Leo Messi, pero de momento el galo no ha dado ni un 50% de lo que puede llegar a dar.
Lo peor de todo es que no parece que el ex rojiblanco esté en mala forma. O al menos, lo que parece es que el hecho de no estar en su mejor momento no es el principal causante de su mal rendimiento en el Barça. Sí, lleva tres goles y ha completado un par de buenos encuentros, pero en cuanto el rival se cierra, Griezamnn se diluye como un azucarillo.
El de Macon no es extremo izquierdo y no posee las virtudes que necesita un delantero para jugar en ese costado. Eso es algo que ya se sabía, pero que no echó para atrás al club a la hora de lanzarse a por él. En todos sus años en el Atlético, donde mejor ha rendido el francés siempre ha sido como segundo delantero con total libertad de movimientos. Quizás, en banda derecha también podría estar cómodo tirando diagonales y combinando con los medios, pero eso es territorio Messi.
Donde nunca va a sentirse cómodo y nunca va a dar su mejor versión es en la izquierda. No tiene desborde, no es tan rápido como para ser decisivo por velocidad y no tiene los movimientos que requiere un buen extremo zurdo. Por mucho que su estado de forma mejore y siga metiendo goles, el Barça nunca va a disfrutar del mejor Griezmann si sigue jugando en ese lado.
Desaparecido e inofensivo contra el Inter
Contra el Inter de Milán, el atacante completó uno de sus peores partidos desde que viste la azulgrana. El ex colchonero se limitó a dar pases atrás y poner algún centro al área sin ningún peligro. No encaró a su par ni una sola vez, no se fue por velocidad, no hizo ningún pase con peligro y ni siquiera tiró a portería. Un cabezazo en el primer tiempo que se fue desviado fue su única aportación en el ataque del equipo.
En la segunda parte, Ousmane Dembélé sustituyó a su compatriota y el cambio le dejó aún más en evidencia. El ex del Borussia Dortmund le dio al Barcelona todo lo que no le había dado Griezmann: verticalidad, vértigo, desborde... El joven futbolista francés no es que hiciera un gran partido, pero su simple presencia, su estilo y sus virtudes fueron motivos suficientes para que mejorara a Antoine.
Con Ousmane recuperado y con la irrupción de Ansu Fati, que podría jugar ante el Sevilla, el Barça tiene un problema serio con Griezmann. El delantero ha costado 120 millones de euros y eso justifica su presencia en el once, pero su juego y su rendimiento están dejando mucho que desear. Su calidad es incuestionable y con el paso de los partidos es probable que se adapte algo más al costado izquierdo, pero, ¿es eso suficiente? ¿Le vale al Barça tener a un jugadorazo como él al 50, 60 o 70% de potencial por estar jugando en un puesto que no es el suyo? El debate está servido y solo Griezmann podrá hacer que termine.