El delantero y gran referencia mediática del Real Madrid, Cristiano Ronaldo, no pudo controlar su rabia justo después de ser expulsado contra el FC Barcelona en el Camp Nou, y empujó deliberadamente al colegiado del partido, De Burgos Bengoetxea, que se giró rápidamente para mirarle pero luego apartó la vista, sin decirle nada.
Cristiano se dio cuenta rápidamente del error y se marchó con parsimonia hacia los vestuarios, aunque las normas son tajantes en el fútbol internacional sobre las relaciones entre árbitros y jugadores en el campo: no se puede tocar a los árbitros, y menos darles empujones.
Siguiendo las reglas, por lo tanto, no sería de extrañar que desde el Comité de Competición se tomara la decisión de analizar el ligero empujón de Cristiano Ronaldo a De Burgos Bengoetxea para, de esta manera, esclarecer si el jugador portugués merece o no algún que otro partido más de sanción a causa de su acto de indisciplina.
La indisciplina de Cristiano Ronaldo, impune
Cierto es que probablemente la expulsión no fue merecida al no haber fingido Cristiano un penalti en el área de Ter Stegen. Simplemente cayó por inercia en la pugna con Umtiti por el balón. En cualquier caso, su airada reacción posterior a la expulsión deja claro, una vez más, que a Cristiano Ronaldo le cuesta horrores controlarse en situaciones de alta tensión.
Prueba de ello son las agresiones que ha llegado a cometer contra jugadores contrarios en anteriores temporadas, la gran mayoría de las cuáles no han sido castigadas jamás por el Comité de Competición. ¿Qué sucederá esta próxima campaña 2017-18? Si las normas del fútbol español son justas, la carta blanca para Cristiano Ronaldo debe acabarse.