Las sospechas estuvieron desde el primer día, pero los tropiezos se han encargado de confirmar que el arranque de temporada del Real Madrid ha estado muy por debajo del nivel que se les exige a los blancos. Tras una campaña llena de títulos, los hombres de Zinedine Zidane se han desinflado, y eso no ha sentado nada bien en la cúpula 'meregue'.
Aunque mostró su apoyo viajando con la plantilla un día antes de lo que es habitual, a Florentino Pérez se le acabó la paciencia tras la derrota madridista en el estadio de Montilivi. El dirigente suele visitar el vestuario después de los partidos, y en Girona lo hizo con un enfado considerable.
Ni siquiera la valoración del técnico francés, que no ve la crisis por ningún lado, sirvió para aplacar al presidente, visiblemente molesto con la actitud de varios de sus futbolistas. El análisis en caliente no dejaba en buen lugar a los blancos, aunque con el paso de los días se ha rebajado la tensión con la llegada de la Champions. Un triunfo en Wembley contra el Tottenham relajaría el ambiente, a pesar de que la amenaza siga muy presente.
El Barça, agravante
Además del mal momento del Real Madrid, si hay algo que molesta a Florentino es que su bajón coincide con una inesperada consistencia del FC Barcelona. Los azulgrana se han levantado tras un verano convulso y navegan con firmeza en las tres competiciones, encarrilando su lucha por los títulos y señalando todavía más la crisis de su máximo rival.