Durante algunos minutos hubo temor a un tropiezo, pero el Real Madrid resistió al Granada y está a un paso de conquistar LaLiga. Esta vez no hubo polémica arbitral pero sí más sufrimiento, aunque la conclusión de la jornada es la misma. Si los pupilos de Zinedine Zidane suman dos puntos contra Villarreal o Leganés harán inútil la resistencia del FC Barcelona y se alejarán de su sequía en el campeonato de la regularidad.
El vestuario 'merengue' está satisfecho por otro golpe de autoridad en el sprint post-confinamiento. Muchos tenían claro que las victorias eran la clave y el discurso del técnico marsellés ha calado. Partido a partido, punto a punto, el que era segundo clasificado no tardó en vestirse de líder y ya no ha soltado este puesto. Cuando han temblado las piernas o ha habido dudas, el impulso arbitral ha sido el punto extra para ganar.
Pero en el capital también hay algunos asuntos preocupantes, y uno de ellos es Gareth Bale. El galés llegó en 2013 para relevar a Cristiano Ronaldo, y aunque ha dejado chispazos de su calidad y goles muy importantes, no se puede decir que su trayectoria sea brillante. El luso logró hacerse valer siempre por encima de su teórico sucesor y este fue hundiéndose hasta alcanzar unos infiernos... En los que parece estar cómodo.
En Los Cármenes, el de Cardif volvió a ser noticia, pero no sobre el césped, sino porque se ha convertido en el payaso de la grada. A la afición le escuecen sus constantes bromas sobre el golf -que le interesa igual o más que el fútbol-, pero el cachondeo en las últimas jornadas está pasándose de rosca. Unos lo disfrutan, a otros les desespera. Si contra el Deportivo Alavés fue noticia por ponerse la mascarilla sobre los ojos y simular que estaba echando una siesta, ante los nazaríes 'jugó' con sus manos y se hizo unos prismáticos para ver mejor desde el banquillo.
Si el ex del Tottenham siguiera aportando, esta situación quedaría en anécdota, pero lo más grave es que no es así. En lo que va de curso, acumula 20 partidos, 1.260 minutos y tres goles y dos asistencias. Demasiado poco por un fichaje 'galáctico' que costó más de 100 millones de euros y al que hoy Zidane ya no quiere ver ni en pintura. El pasado verano, el galo reveló en una rueda de prensa que sería mejor si se fuera cuanto antes pero como no lo consiguió, ha tomado la decisión de condenarle al banquillo. Y ahí Bale también se mueve como pez en el agua.
Bale es un problema serio para el Madrid
La postura de Bale y de su agente es un problema serio para el Real Madrid, que lo tendrá difícil para vender a una estrella apagada. "Sabe que tiene una cámara pendiente de él y le da trabajo", comentó Jonathan Barnett sobre el episodio del coliseo granadino, y el pulso continúa. El delantero está dispuesto a cumplir su contrato hasta 2022 y se embolsa 14 millones por temporada... Por amenizar las noches de los aficionados.