Aunque está llamado a ser una estrella mundial en los próximos años, Vinicius Jr está viviendo una montaña rusa de sensaciones desde que llegó al Real Madrid. El carioca fue uno de los grandes fichajes del verano pero ha acabado jugando en el filial, y aunque ya le han ensalzado por un gran partido en Segunda División B, podría sufrir otro cambio de planes.
Las últimas informaciones apuntan a que el club está preocupado por la excesiva dureza de las entradas que recibe el delantero, que ya probó como se las gastan en su nueva categoría en el enfrentamiento contra el Atlético B. Además de ser 'cazado' en varias ocasiones, uno de sus rivales le atacó con un mordisco, algo que justificó por las revoluciones de momento y por lo que ha pedido disculpas.
Lo surrealista de la situación se encuentra en que una de las posibles soluciones es que el joven sólo dispute los partidos de casa, para protegerle de ambientes hostiles y de posibles lesiones derivadas de una elevada presión física de los adversarios. Además de su estilo de juego, dado al regate y a la velocidad, los blancos señalarían a su elevado coste (más de 45 millones de euros) como uno de los motivos que podrían ocasionarle problemas con los jugadores contrarios. ¿Hay temor a las envidias?
Otro de las alternativas sería cederle a un equipo de Primera, donde su superioridad no sería tan exagerada y entienden que estaría más resguardado. Habrá que ver si esta es una solución una vez llegue el mercado invernal, y más contando que el propio Julen Lopetegui no se la ha querido jugar con un chaval de 18 años del que ya ha advertido que "necesita más cocción".
El Madrid se preocupa por un fútbol que aplica con el Barça
Lo más curioso es que el malestar del Real Madrid llega después de varios años en los que agresividad y dureza han formado parte de su receta para detener al FC Barcelona, con discusiones sonadas en cada Clásico que incluso llegaron a amenazar con una ruptura entre compañeros y amigos que convivían a menudo en la selección española. Los Messi, Neymar o Iniesta fueron víctimas claras, pero entonces no eran situaciones graves porque no vestían de blanco.
La frase "el fútbol es un deporte de hombres" ha salido de las bocas madridistas tras las discusiones con Sergio Ramos, Pepe o Casemiro, e incluso José Mourinho llegó a orquestar una estrategia para golpear al argentino sin que ninguno de sus jugadores se viera amenazado de expulsión. Es evidente que a los cracks hay que protegerlos, pero después tanto tiempo yendo en contra de los intereses culés, resulta irónico que ahora esta sea la prioridad madridista.