Sergio Ramos: "A veces el árbitro nos perjudica, otras nos beneficia"

No podía ser otro que Sergio Ramos, el gran capitán del Real Madrid y de la Selección Española, el que se pusiera frente de los micrófonos y cámaras de la prensa al finalizar el partido ante el Betis. Un encuentro cargado de polémicas arbitrales y en el que el central del equipo blanco fue capaz de anotar de penalti, transformado, de forma impecable, de 'panenka'.

“Ha sido difícil pero es lo que tiene el fútbol. Hemos jugado bien los primeros 15 minutos pero después hemos regalado el balón y al final con un equipo como el Betis que sabe jugar, te crean ocasiones y te hace goles”, así resumió, a grandes rasgos, el partido, Sergio Ramos, que pedía un poco más de consistencia a la salida de balón del club merengue.

Sergio Ramos, 15 años en el Real Madrid

A pesar de irse con tres puntos de un estadio difícil, como será este año el Benito Villamarín, el de Camas no se iba del todo contento con la actuación del equipo y apuntaba que tendrán que mejorar, ya que no siempre podrán remontar y menos por acciones que son ajenas al juego: “Hay que aprender del día de hoy porque no siempre vamos a tener esta reacción. Hoy hemos perdonado y nos vamos con una gran segunda parte”.

La falta de gol que se percibía la semana anterior en el partido del Real Madrid en Anoeta, se vio solventada por una victoria por tres goles, a pesar de que solo uno, no fue concedido tras decisión arbitral. Tras preguntarle sobre 'la falta de gol' al capitán, este respondió lo siguiente: Nosotros no nos encargamos de cuestionar la plantilla. Si viene alguien tendrá las puertas abiertas y si no, somos los que somos."

Sergio Ramos se pronuncia sobre la polémica

“Tendría que volver a verlas porque me coge un poco distanciado. Según nos dicen había sido penalti claro pero bueno, ya digo que milla un poco lejos. A veces el árbitro nos perjudica, otras nos beneficia pero no creo que sea con intención de ninguna clase”. Esta fue la valoración de la actuación arbitral de Sergio Ramos, en la que reconocía la ventaja que había representado las decisiones arbitrales, pero no consideraba que fueran intencionadas.