La Eurocopa se queda sin su máximo goleador, Cristiano Ronaldo. El astro portugués se marcha, todavía, como 'pichichi' en la única edición en la que parecía lo suficientemente bien acompañado como para sentirse favorito. Con una plantilla más modesta se le vio semifinalista en Donetsk en 2012 y campeón en París en 2016. Acumulaba cinco dianas y, junto a él brillaba Diogo Jota, Bernardo Silva, Renato Sanches...
Portugal, de manera modesta, soñaba con avanzar de a poco para repetir la hazaña española de ganar dos Eurocopas seguidas. Pero no. Se le vio poco al capitán portugués ante Bélgica. Los de Roberto Martínez, en lugar de apoyar al ‘7’, optaron por la solución más práctica de impedir que le llegaran balones. Únicamente Renato Sanches con algún arranque espectacular les brindó opciones de córner. Sí tuvo opción a balón parado, pero Courtois sacó todo.
Era su quinta edición de Eurocopa, marcando en cada una de ellas. Es probable que esta haya sido su última, aunque no tomaría por sorpresa que Cristiano persista y siga luciéndose. ‘Cr7’ ha hecho historia: dos finales (2004 en Portugal y 2016 en Francia), unas semis (Ucrania y Polonia 2012), unos cuartos (Austria y Suiza 2008) y estos octavos en la edición multisede. Campeón en 2016. Con 14 goles, 'pichichi' histórico de las Eurocopas y máximo goleador del fútbol de selecciones junto al iraní Ali Daei (109 tantos).
Pepe, sólido
Pepe se despide también de la Eurocopa. Con el premio de MVP en la final de Saint-Dennis, el defensa ha demostrado una vez más su fortaleza. El Pepe de La Cartuja contra Bélgica no acusó los cinco años pasados desde la final de París. Siempre ocupaba el mejor lugar, siempre fue el más fuerte. Era el único que no salía fuerte al chocar con Lukaku.
Directamente al vestuario
Finalizó el compromiso y Cristiano Ronaldo se puso en marcha directamente hacia el vestuario. No No estaba como para aplaudir al público, como sí hicieron todos sus compañeros. Las despedidas y la amarga derrota ante Bélgica afecta igual a los 18 años que a los 36. Contó con la simpatía de los belgas, que aplaudieron a Cristiano más de una vez en La Cartuja. Más que merecido.