El partido entre Brasil y Argentina, por las eliminatorias sudamericanas para el Mundial de 2026, quedó manchado por la violencia que se vivió en la previa desde las gradas del Maracaná. Una imagen bochornosa y que deja claro que no se ha 'aprendido' a vivir la rivalidad entre las dos selecciones desde el respeto. Todo lo contrario, en todos los sentidos. Se vivió una auténtica guerra, que luego se trasladó al terreno de juego.
Y es que el choque entre la 'canarinha' y albicelestes se retrasó ante los altercados y estuvo en riesgo de suspenderse por todo lo que se estaba viviendo en las gradas. El primer error es que las aficiones de ambas selecciones, enemigas históricamente, no estuvieron separadas en el estadio. Se juntaron en las cabeceras y las disputas estuvieron a la orden del día desde muy temprano. A eso, hay que añadirle que se produjo un enfrentamiento entre los aficionados argentinos y la policía local.
El 'Dibu' Martínez también intervino
Los jugadores de la Albiceleste, de hecho, se vieron forzados a acercarse a las gradas en un intento de pedir calma. Pasó todo lo contrario: Se intensificaron los golpes, con intervención vergonzosa de las autoridades y con los asistentes aventando objetos y asientos. El partido tuvo que ser retrasado, al menos quince minutos, y Lionel Messi, capitán de la selección, 'amenazó' con llevarse al equipo del campo de manera definitiva.
En una de las tantas imágenes que dejó la guerra de Marcaná, está la del 'Dibu' Martínez acercándose a las gradas donde la policía se encontraba agrediendo a aficionados argentinos. Lanzó un golpe a los oficiales que estaban más cercanos y tuvieron que 'intervenir' desde su selección para alejarle y calmarle. Fue antes de que la selección se marchara al vestuario en búsqueda de tranquilizar... Algo que no ocurrió en los 96 minutos del partido.