Los primeros tropiezos de la selección española, primero ante Suecia y después frente a Polonia, han complicado sus posibilidades de asegurar la clasificación y ahora deberán sellar el boleto a octavos frente al combinado de Eslovaquia el próximo miércoles en La Cartuja.

El escenario idóneo es la victoria: un triunfo de La Roja asegurará la clasificación como primera o segunda de grupo, dependiendo de lo que pueda ocurrir en el otro compromiso del grupo entre Suecia y Polonia: una victoria de los escandinavos (que suman cuatro puntos) les dará el liderato, mientras que un pacto llevará a una revisión del diferencial de goles.

Un empate de España (tercera con dos puntos) hará que la clasificación dependa del otro choque: una victoria de Polonia (última con un punto) relegaría a los de Luis Enrique a la última posición, sin ninguna opción de avanzar, ya que habría un empate a cuatro puntos entre Suecia, Polonia y Eslovaquia.

 

España depende de sí misma, pero debe ganar

Si el empate de La Roja se combina con una victoria sueca o un empate en el otro compromiso, sería tercera y deberá esperar por los resultados del resto de los grupos para definir si se hace con uno de los cuatro boletos a los mejores terceros de la primera fase, que hasta el momento tendrían a Finlandia, Austria y Portugal, quienes ya suman tres puntos en dos fechas de las zonas B, C y F, respectivamente.

Incluso la derrota puede clasificar a España, pero quedará a expensas de un milagro. Para ello debe esperar un empate en el Suecia-Polonia, que los igualaría en puntos con la selección de Lewandowski y compañía. Para ello será preciso revisar la diferencia de goles o inclusive otros criterios de desempate, ya que en el enfrentamiento directo terminaron empatados. Asimismo, deberá rezar para que otra selección en el resto de los grupos no alcance los tres puntos y tener un diferencial de tantos favorable respecto a las demás terceras.