En la previa del partido, Xavi Hernández había invocado el 'cruyffismo' como consigna para imponerse al Real Madrid en la final de la Supercopa de España. Les había funcionado hace un año, pero el efecto ha sido completamente contrario. Las virtudes del FC Barcelona se volvieron fácilmente en carencias y todo el plan de partido se vino abajo en diez minutos, con el doblete de Vinicius Jr. A partir de allí, y a pesar del gol de Robert Lewandowski, el cuadro culé no tuvo argumentos para pelearle el título a los madridistas.
Es la derrota más dura y se pueden apelar a las decisiones arbitrales, a las bajas importantes de la plantilla o la mala suerte, pero es necesario reconocer que es un partido que reúne a todos los fantasmas que han perseguido al Barça en lo que va de temporada. Y del que hay que hacer mucha autocrítica para poder salir de un pozo que puede ser peligroso. Esta noche fallaron los jugadores y, sobre todo, el entrenador. En su planteamiento y la falta de reacción y correción.
El Barça quedó retratado a nivel defensivo
Influye lo que hizo el rival, sí, pero el Barça era consciente de todas las virtudes de una Casa Blanca que venía a ritmo imparable. Xavi había apostado por volver al planteamiento de cuatro centrocampistas, aprovechándose del regreso de Pedri. Lo dejó por detrás de Lewandowski, con De Jong y Gündogan pegados a la base y un Sergi Roberto más por la izquierda. Era el planteamiento más lógico para una noche 'grande', porque prometía un dominio más territorial del equipo.
El plan parecía tener éxito. A los cinco minutos Ferran Torres se había quedado en una situación privilegiada en la que pudo abrir el marcador, pero poco más. Dos minutos después, exactamente, comenzaron a observarse los numerosos errores y problemas de un cuadro azulgrana que dejó su defensa muy adelantada y con mucho espacios que permitía a los atacantes del Madrid encontrar espacios 'casi' sin buscarlos. Jude Bellingham encontró a Vinicius Jr para el 1-0 con un pase filtrado que vendió al Barça. Y allí comenzó la historia de terror.
A eso había que sumarle que la defensa quedaba muy 'sola' cuando el rival adelantaba líneas, sin ayudas por parte de los centrocampistas. Los centrales tuvieron el triple de trabajo y de allí que sufrieran tanto ante las embestidas de, sobre todo Rodrygo Goes y Vinicius Jr, a lo largo del partido. Además, a pesar de lo poblado que estaba la medular culé, tampoco habían refuerzos en los laterales. Y eso también pasó mucha factura.
Un Barça sin opciones a la hora de atacar
De cara al ataque, el cambio de sistema tampoco provocó muchas ventajas. El desborde -sin Raphinha- no existió y sorprendió ver a Alejandro Balde reconvertido en un extremo, por la izquierda, al que se le otorgaron muchas responsabilidades en ataque sin ser capaz de servir de 'complemento' en tareas ofensivas. El Barça volvió a ser un equipo plano, con mucho balón y sin ideas claras de qué hacer. Un plan que aprovechó Carlo Ancelotti y que terminó condenando a Xavi Hernández y compañía.